Palomitas con choco

Críticas de cine, desde Huelva

Vidas cruzadas (Short cuts)

Título: Vidas cruzadas (Short Cuts)

Dirección: Robert Altman

Interpretación: Madeleine Stowe, Julianne Moore, Jennifer Jason Leigh, Tim Robbins, Frances McDormand, Bruce Davison, Matthew Modine, Anne Archer, Chris Penn, Fred Ward, Jack Lemmon, Andie McDowell, Peter Gallagher, Tom Waits.

USA. 1993

 

 

 

-“Aún sigo esperando que algún día la verdad se sepa y ella lo entenderá porque ambos sabemos que aquello nunca ocurrió”.

-“Me llama el obispo de mis padres y me pide una cosa rara, un rollo de incesto con una niña de ocho años”.

Tela de araña

Tejer historias desentraña una enorme dificultad y más si, como en este caso, se realiza con nueve hilos diferentes. Por eso Short Cuts es icono de las películas corales con personajes y situaciones que se entrecruzan hasta lograr un entramado social áspero y muy crítico, un amplio grito de horror hacia una sociedad norteamericana que se desmadeja, que deja cabos sueltos, egoísta, violenta, adultera, reprimida, ambiciosa y solitaria. Para todo eso y mucho más da el maravilloso enjambre de actores que dan vida a estas pequeñas historias, muchos de ellos de segunda fila cuando se hizo esta película y que saltaron con posterioridad a la fama, pues el trozeado guión de ‘vidas cruzadas’ mantiene la virtud de rellenar los espacios vitales de muchos y muy diversos personajes con necesidades y problemas diferentes, e incluso posiciones sociales diferentes, que se tocan tangencialmente cuando en un momento dado la vida los une, aunque sea por unos momentos, para construir esa tela de araña bella pero cruel que la película nos va dejando. Cada una de las historias tiene su particular interés pero sobre todo son los personajes los que ejercen la atracción del relato. Para recordar la telefonista erótica que hace correrse a sus clientes mientras le cambia los pañales a su hijo, el pastelero macabro, la violonchelista suicida, el maquillador de atrezzo salido, la camarera solitaria que aguanta a un borracho… todos ellos están salidos de la mente de Raymond Carver el autor de los nueve cuentos sobre los que se basa esta película y a los que un director como Robert Altman sabe dar un toque especial. Por supuesto, que todo esto no sería posible sin un trabajo de montaje realmente preciso y delicado, para componer una multi-historia que no se quiebre en ninguno de sus engranajes, pues un solo fallo daría al traste con todos los demás y eso afortunadamente no ocurre. En la película todos los personajes tienen oportunidad de desarrollarse aunque sólo sea en alguna de sus facetas (aunque al dividir las tres horas de cinta entre todos, caben a muy pocos minutos) y pese a la disparidad de situaciones y de estilos de vida que representan los que participan en este juego, la comunión entre todos parece perfecta.

Se echa de menos, no obstante, que, en una historia donde los personajes y las palabras juegan un rol esencial, los diálogos cobren algo de más fuerza, a veces parecen nimios incluso en las situaciones de cénit que vive cada uno de los personajes y al mismo tiempo, aunque las historias se van equilibrando poco a poco, la presentación de tan compleja trama se alarga demasiado y pasan demasiados minutos para cogerle el hilo de la historia y comenzar a desenmarañar tan traviesa estructura narrativa.

Merece la pena esperar pues el objetivo es interesante e incluso brillante si lo llevamos al terreno de la introspección social que pretende llevar a cabo, de una sociedad norteamericana, enferma, obsesiva e infectada de virus morales que la arrastran a una decadencia vital de la que no puede escapar, con esa manada humana que deambula errabunda por Los Ángeles, signada por el fracaso, estigmada y acomplejada, una masa de podredumbre anodina en su cotidianidad e incapaz de afrontar algún hecho ligeramente extraordinario.

 Vea el trailer de Vidas Cruzadas

Nota: 8

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